jueves, 28 de agosto de 2008

NOVODABO

Esto de viajar por trabajo trae consecuencias alguna vez gratas como cenar en un restaurante novedoso en Zaragoza, cocina de autor a un precio razonable y en un ambiente tranquilo, minimalista de aspecto casi aseptico, donde prima la cocina por encima de otras particularidades de la llamada cocina de autor.
Sin duda la experiencia merece la pena, el trato exquisito y la media sobremesa con el chef es de agradecer, a veces aventurarse en este tipo de cocinas es una especie de deporte de riesgo tanto imitador de Ferran Adria vulgariza ciertas formas y ciertas particularidades de este tipo de cocina, pero David demuestra su buen hacer y sus años de aprendizaje elaborando platos realmente novedosos para una cocina, la aragonesa, bastante anclada en sus raíces y tradiciones.

Recomiendo la oportunidad de probar el menú degustación de media ración, es una manera de probar diferentes platos, sin pasar hambre y con la oportunidad de descubrir ese espectro que ofrece el chef con productos de la tierra y con raíz maña.

La vieira con longaniza de aragon es una sorpresa grata en el paladar y en su presentación ya nos preparar para ese experimento de sabores, gustos y texturas tan radicalmente opuestos como un fruto del mar y un embutido de la tierra.

El pichón en su justa cocción es un privilegio para las papilas degustativas, el jugo y la salsa son un matrimonio perfecto, bien avenido y feliz que descansa en la carne de ave enriqueciendo todas sus virtudes.

Y digamos que como homenaje a una amiga muy sentida, algo más que amiga, me decanto por un coulant, ella sabe porque... y he de decir que si ella los hace mejores me la llevare a novodabo y le diré que enseñe al chef a preparar el coulant mejor de lo que lo hace él y en verdad os digo que difícil reto tiene mi cómplice.

Fiel a mis principios y a regañadientes con el somelier me decanto por un Rioja, cae un Viña Tondonia del 99 envidiado por mis compañeros de mesa y mantel dejamos ese Somontano recomendado por el corrupto somelier, de cuyo nombre mejor no acordarse y descorchamos un par más de ese oro rojo de Rioja. Una cena de esas que marcan un viaje, quedan en el paladar y la retina por mucho tiempo, por lo comido y por esas conversaciones con fogones y productos por medio con un tipo fenomenal que cocina con amor y que no será de extrañar, como ya se dice en el lugar, que traiga alguna estrella Michelin a la provincia de Aragón.

4 comentarios:

kat dijo...

Tiene buena pinta... apuntado queda pues!!!

Y a ti también te apunto (si no et sap greu) a mi lista de blogs, vale?

Un petonàs!!

kat

Dusty Photographer dijo...

Acepto el reto, así que prepara paladar y dinerito para darme un paseo por Zaragoza.

McQ dijo...

jajajajaja, dusty, no me importara rascarme el bolsillo si la ocasion lo merece...

Yedra dijo...

Cómo te lo montas eh? suena muy bien. Yo quería pasarme por Zaragoza, pero.... no me va a dar tiempo ver lla Expo, es tan corta esta vez!
Un besote
Yedra