SONETO
Tan vasta tu presencia en esta hora
herida de silencio, soledad
de mi fugar constante, cantidad
de sal en la pupila que te llora.
¡Tiempo para el recuerdo! Quién deplora
la flor que amó, su luz, la castidad.
(Yo te dije callando mi verdad;
cuándo el cantar, ya nunca en el ahora.)
Pero vasta tu imagen, como un río
de selvas que discurren por el viento,
como tu mano la poesia;
ya mito y nombre desterrado, mío,
pajaro de mi amor, remordimiento
de haber nublado el cielo de tu día.
Julio Cortázar
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