martes, 4 de noviembre de 2008

EL GATOPARDO


El jardín del príncipe Fabrizio es para los ciegos. Un esteta se podria sentir herido al palpar el descuido de las malas hierbas o el muro descolorido, pero el olfato a buen seguro sabria deleitarse ante olores tan intensos.

¡Ah, si sus antepasados supieran lo que esta ocurriendo con el alto linaje de la familia Salina!

Si a ese aire juvenil de la unificación italiana y las ideas garibaldinas añadimos la ceguera de Fabrizio ante tales hazañas denigrantes para su condición, no es de extrañar que incluso la casa de veraneo de Donnafugata exhibiera cada año con mayor intensidad cierto aroma de caducidad y decadencia. Pero el alma de ese felino que preside majestuosamente sus salones, el Gatopardo, ruge de ira con más fuerza que nunca ante unos enemigos más amables de lo normal.

Y he ahí que ya brotó un ramillete entero de preocupaciones para el príncipe: no sólo las políticas y las económicas, sino también las de las pasiones ajenas (la intención de su sobrino Tancredi de casarse con una mujer sin sangre azul pero tan hermosa que su belleza eclipsa la de su hija) y las suyas propias... y lo que es peor, cómo distribuía su ánimo esas preocupaciones y pasiones.

¿Verdad que antes no había tantos incordios? ¡Antes el Gatopardo habría barrrido de un zarpazo cualquier dificultad!

Giusepe Tomasi di Lampedusa.
“si vogliamo che tutto rimanga com´è, bisogna che tutto cambi”.
"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie"

No hay comentarios: