El restaurante emula una típica taberna japonesa, aunque actualizada al estilo y diseño occidental, del todo recomendable en la 1ª visita sentarse en la barra para presenciar el espectáculo que ofrece el sushiman brasileño Marcio Araujo trabajando la materia prima de calidad ante nuestros ojos justo antes de poder saborearla es una parte más y muy importante para el disfrute del acto de comer lo que ante nuestros ojos nos acaban de preparar, ese acto en tres actos de inmediatez, de instantaneidad en la preparación, servicio y degustación hacen de la visita al Nakashita un momento sublime donde el orgasmo gastronomito esta asegurado, bien acompañado por una corta pero selecta carta de vinos, cervezas japonesas o sake aumenta el placer de una cena o una comida en un lugar con una magia que te cautiva desde el primer momento.
Para esta primera visita y que no será la única nos dejamos guiar por las sugerencias y la vista, basando la aventura nipona en los sabrosos uramakis, para empezar unos naka tosaka fresco langostino con aguacate, tosaka roja y furikaki, siguiendo con unos Gunkan Afrodisíaco donde la yema del huevo de codorniz al explotar en boca realza el sabor al mezclarse con los otros ingredientes, el sabroso salmón y las huevas de Ikura; una tempura para relajarnos ante semejante barbaridad gastronómica acompaña al foie y otras maravillas que cierran el festival, todo ello acompañado de un "Fenomenal" verdejo con DO Rueda similar al mítico "Perro Verde".
Un precio del todo razonable visto lo comido, el servicio y la experiencia del todo recomendable, el único pero es que el restaurante por sus dimensiones y su filosofía no incita a quedarse mucho más tras cerrar esta opera gastronómica por lo que uno ha de hacer un "intermezzo" para acometer una sobremesa, en alguno de los locales próximos, aun con el placer acomodado en la boca tras el festín, antes de relajar nuestra digestión con un buen gin tonic.
nakashitabcn.com
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