Hace 150 años un ingeniero civil, visionario y transgresor ganaba el concurso para transformar Barcelona, de una ciudad medieval con un interés estratégico capital para la España de aquellos años en una ciudad abierta y moderna en el primer paso para convertirse en la metrópolis que es hoy día. Con él nace el urbanismo moderno, planificar a años vista los progresos y necesidades vitales que exige una ciudad en crecimiento y con importancia geográfica, política y económica. Ildefons Cerdá era su nombre, personaje durante muchos años rodeado de misterio, cierto misticismo y hasta defenestrado e intentado olvidar por mentes obtusas; Eixample su plan.
El eixample merece ser recordado no solo porque significó la materialización física y social de la ingente producción intelectual de Ildefons Cerdá, lo merece también por el proceso personal (técnico y moral), social (político y económico) y administrativo que permitió concretar esa producción intelectual en el eixample barcelonés, una autentica aventura personal y vital que nos adentra en una profunda reflexión crítica y análisis sobre la coyuntura histórica, simultáneamente decadente y emergente, en la que estamos inmersos y que tantos paralelismos pueden encontrarse entre los dos momentos históricos, el ocaso de la España colonial dramáticamente cerrado con Cuba y Filipinas y la actual crisis económica global que afecta especialmente a España con tasas de desempleo alarmantes, desencanto social y una muy negra situación a corto, medio y largo plazo.
El Doctor Herce citando a Lluis Permanyer (el mejor cronista de la Barcelona actual) y comentando sobre la figura de Cerdá esa imagen de personaje fantástico, misterioso que nos han querido hacer creer, como si de por si su persona y obra no fueran lo bastante importante en el contexto de su época y remarcando la mala conciencia del asesinato perpetrado por los jefes de la tribu:
“¿Cerdá? No existe. Afirmaban que ¡ni era catalán!, y es que la campaña de desprestigio fue implacable, perfecta, como siempre lo es cuando Cataluña devora a uno de sus hijos preclaros” .
Larga agonía y defenestración del personaje en ciertos momentos, intentando borrar y enterrar al hombre, Cerdá estaba muerto, pero mal enterrado. Su eixample, un plan al servicio de las ideas de progreso técnico, justicia y desarrollo humano, al servicio sobre todo de los más desfavorecidos, chocó con las propuestas al servicio de los poderosos locales, y no se lo perdonaron, su proyecto era el único de un ingeniero no militar, en esa época los concursos como el que nos ocupa solo eran accesibles a los ingenieros civiles del ejercito, no olvidemos que Barcelona para el Estado Mayor era una ciudad estratégica y punto de referencia para la defensa del Estado, es una pequeña parte de cierta burguesía y poder civil que influyen para que como mínimo dentro del concurso se acepte la propuesta de un ingeniero civil no militar, Cerdá, personaje empapado de las necesidades de una sociedad y una ciudad en plena expansión, en permanente contacto con esa sociedad a la que el veía las carencias que tenia la capital de esa región, tras años de profesión en el territorio concibe su plan con una visión de futuro a años vista y con una proyección que ninguno de los otros proyectos contemplaba, la lucha de poder y convicción sobre la necesidad de desarrollar su plan chocaba frontalmente con el destino que desde el centralismo de Madrid se le había otorgado a la ciudad de Barcelona.
El tiempo del “urbanismo de los ingenieros”, antes de ser desposeídos por los arquitectos con aires de urbanistas, creó las condiciones para una vida urbana más digna y saludable; buscando un equilibrio perfecto y una perfecta relación entre continente y contenido, la vital creación de los servicios urbanos y su priorización son las características más importantes de la ciudad moderna y son la base en la que se desarrolla el plan. El proyecto de Cerdá tuvo que luchar ferozmente al populismo y propaganda que se vertía desde Madrid, tuvo que enfrentarse a la corrupción de los miembros del gobierno que representaban a Barcelona en las Cortes, como tantas y tantas veces los intereses privados prevalecían por el interés del bien común
Cerdá y sus ideas estaban lejos del populismo y la propaganda, y los servidores del “antiguo régimen” , al igual que este, para seguir vendiendo humo en provecho de sus intereses. Finalmente su plan gana entre otras cosas por la decisión del Estado Mayor de quitarle a Barcelona la clasificación de ciudad estratégica y el plan Cerdá se desarrolla llevando a Barcelona a la senda del siglo XX y creando toda una forma de entender y desarrollar una ciudad único en el mundo.
Merece la pena recordar que la última continuación importante del Eixample de Cerdá, la Vila Olímpica de Barcelona, claro ejemplo de lo más parecido a lo que nuestros antepasados vivieron, aporta también elementos sustantivos en el ámbito de la modernización de los servicios, resolviendo así definitivamente la inundabilidad del Poblenou, o implementando un novedoso sistema de recogida neumática de basuras, girando de nuevo la ciudad de cara al mar y ganando un espacio que genera por si solo una calidad de vida envidiable, el plan Cerdá limpio e higienizo una ciudad con graves problemas de salubridad, un foco perenne de infecciones y la Vila Olimpica reporto toda una serie de mejoras para el control de las mareas en la zona de Poble Nou con todo el entramado de infraestructuras subterráneas que conllevo la magna obra de remodelar un distrito que hasta esos días parecía ajeno al transcurrir vital de la ciudad y al que los ciudadanos solo se acercaban para formar parte de los canales de producción y complejos febriles en los que desarrollaban sus vidas.
Cerdá fue un hombre, no un Dios, su tiempo le permitió ser racional, audaz y valiente, fuerte para no contaminarse del populismo que pudiera desviar su visión y propósito, hoy difícilmente se saldría con la suya.
5 comentarios:
Encara ara la figura del Cerdà es desconeguda més enllà de a grans trets i, tot i que em sembla de justicia obrir el seu record, de certa manera penso que també es bó així.
En la seva vida privada també existeixen, com a la profesional, episodis que deixan oberta la porta a fer tertulia de per qué ho va fer o no ho va fer.
Aconseguir retrats d'ell es tota una aventura :)
Gràcies per una entrada molt interesant.
No et deixo petons que els guardo per després.
Permet-me respondre't per parts... i començar pel final... No es cap aventura trobar retrats d'ell, cada xamfra, cada carrer, cada passa que donis per l'eixample, bé sigui l esquerre o bé sigui el dret trobem un retrat d'ell.
:)
El per qué ho va fer es sencill, era el moment, era necessari, era prioritari era vital era lógic era cabdal pel progrés ja no tan sols de barcelona com a ciutat sino de tot un país, Catalunya, capdavantera, pionera, progresista, avançada, emprenedora, locomotora d'un Estat encarà anclat en el caciquisme, cert feudalisme i ple de vividors, amiguismos, enchufes i barruts que només miraban pel propi interes sense cap mena de visió sobre el que l'Estat i la societat necesitaven i sobretot tota una colla de "validos" que sucaban a la sopa boba quan a la resta del món (és a dir Europa i EEUU+Canada) estaban en plena revolució industrial cabalcan cap el segle XX; son aquestes unes de les moltes raons per las que personatges com Cerdá peti qui peti lluitan i és comprometen, s'impliquen i és deixen les banyes per posarse a l'alçada del moment històric que viuen, no pel seu propi benefici, que el hi ha, si no també per el benefici de tots...
Petoons.
No es cap aventura trobar retrats d'ell, cada xamfra, cada carrer, cada passa que donis per l'eixample, bé sigui l esquerre o bé sigui el dret trobem un retrat d'ell.
No puc afegir ni una coma. Tens tota la raó.
Realment no era la meva intenció buscar un detall tant pasional sobre el per qué sí ho va fer pero agraeixo que ho hagis fet per la pasió que he llegit.
Nomes en una cosa discrepo amb tu, les revolucions ja sigui industrial, social, economica o politica (tenin en conte que normalment van lligadas) moltes vegades no responen a com es el pais si no a com es situa la seva societat, el tipus de moviment obrer que hi havia a la resta d'Europa no tenia res a veure amb l'Estat espanyol per moltes raons pero la de mes pes, segurament, es que el proletariat espanyol no es percibia a sí mateix com a tal, es a dir, fins que la mà d'obra no pren consciencia del seu valor no existeix revolució.
Mes per tu.
Pero tot i que tens raó, el proletariat català esta més a prop del d'Europa que del d'una Espanya atrassada i que encara va a quatre grapes en la seva Revolució Industrial.
Catalunya anava tres passes per endavant d'Espanya, amb l'excepció de la industria pessada del País Basc, las dos regions que marcan el procés industrialitzador de l'Estat espanyol.
Publicar un comentario