PER / AEPSA.

“mientras nuestro payés tiene que dejar alguna fruta en el árbol porque no la puede coger y no le sale a cuenta cogerla por el precio que le pagan, en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”.

“Andalucía podría haber acabado ya con subsidios como el PER -destinado a los agricultores- tras haber "recibido suficiente dinero por parte de España y la Unión Europea”

Josep Antoni Duran i Lleida

El lastre del Estado del Bienestar siempre aparece en momentos de crisis, es cuando nos percatamos de que todo vale dinero y de lo que cuesta todo y lo que realmente es complicado : mantenerlo. Sobretodo cuando nos toca sufrirlo en las propias carnes como es el caso con los recortes a sanidad y educación, por no citar ya los que han sufrido todo un abanico de infraestructuras que han quedado colgadas y que no se sabe cuando podrán tirar adelante por falta de dinero.

El subsidio bien entendido y aplicado es necesario, lo es si tenemos en cuenta donde y quien lo necesita, en que zonas se aplica; una zona donde no se invirtió en ningún tipo de industria, donde no se ha incentivado la creación de empresas de diferentes sectores para ampliar el espectro que pueda crear riqueza y crecimiento interno de la zona, donde las infraestructuras están siendo construidas en cuenta gotas y algunas con una viabilidad y rendimiento más que dudoso, donde se han explotado los recursos y mal rentabilizado los dos sectores que son la principal fuente de riqueza de la zona, luego entraríamos en cuestiones más intrínsecas y culturales o tópicos y vicios adquiridos o mal adquiridos, un victimario que les ha resultado beneficioso, del que han sacado jugo a lo largo de tantos años, la falta de sacrificio y compromiso.

Torre Caja Sol; Cartuja 93.

Por suerte hay nuevas generaciones con el espíritu para cambiar ese lastre, bien preparados y emprendedores que intentan dar la vuelta a la tortilla con el destino que han heredado de generaciones, que bien es cierto, no lo tuvieron nada fácil para tirar adelante pero que tampoco tuvieron la ambición e intención de hacerlo.

Las palabras del Sr Duran i Lleida son duras, muy duras, rozan cierto elitismo y xenofobia pero no por ser duras y políticamente incorrectas dejan de ser parte de una realidad, por suerte no todos los andaluces ni extremeños viven del PER, pero hay un amplio sector que si lo hace.

De estos hay ese porcentaje que ademas hacen un fraude a la seguridad social, aquí también entramos en quien permite ese fraude, evidentemente por intereses económicos y los beneficios que conlleva no asegurar ni declarar a un trabajador. Cada inicio de temporada en la agricultura vemos y leemos en las noticias que llegan extranjeros para tal o cual campaña y el problema también radica en que esta gente que cobra el PER muchas veces descarta estos trabajos temporales porque con lo que ganan del subsidio y los que trampean por ahí pueden seguir viviendo “cómodamente” sin tener que trabajar; hoy cuando tener trabajo es un privilegio, en la incertidumbre por la que transitamos en estos momentos y en la época con un futuro más incierto que ni los mas pesimistas podían preveer ciertos comportamientos remueven las tripas y a pesar del revuelo que alcanzan las palabras del Sr Duran i Lleida, recientemente elegido por una encuesta a nivel de toda España como el político más valorado, muchos piensan y pensamos como él y le honra, no olvidemos que estamos en precampaña y cosas más duras pero menos claras van a sonar por mitines, entrevistas y discursos, su sinceridad y valentía por alzar la voz en algo que debería ser revisado y controlado para precisamente evitar el fraude y el acomodamiento cuando se cierran plantas de hospitales, se alarga la lista de espera para operaciones o se reduce el numero de profesorado y horas lectivas en nuestras escuelas, institutos y universidades.

 

También creo que es el propio andaluz y extremeño el que ha de hacer un esfuerzo para cambiar ese tópico, un lavado de imagen, no solo de imagen, de la estampa típica de flojera y pereza que arrastran desde siempre, son una gente que ha tenido el valor y el coraje para dejar atrás sus casas, sus familias para buscar una vida mejor, sin perder sus raíces y manteniendo viva esa identidad cultural propia, integrándose, en muchos casos, en las nuevas culturas y enriqueciendo con su esfuerzo y su fuerza vital otras tierras que no les vieron nacer pero acogieron y que con su esfuerzo prosperaron juntos.