lunes, 4 de junio de 2012

EL CREPUSCULO DE LOS DIOSES -2-


pesar de lo que se pueda creer, William Holden no es el protagonista de Sunset Blv., el es un mero narrador de los acontecimientos, interpreta magistralmente ese papel de perdedor, irónico y cínico que se ve atrapado en la telaraña en la que cae al intentar escapar de sus acreedores cosa bien reflejada en las primeras escenas de la película. La mansión es esa telaraña donde finalmente como todo insecto atrapado en ella será devorado por el temible arácnido; en esas imágenes donde el personaje de Holden va adentrándose en la mansión se intuye esta metáfora, un lugar escondido, dejado y descuidado, reliquia que gozo de un tiempo mejor pero que actualmente es un fiel reflejo de la decadencia de sus habitantes. Cuando es sorprendido por el mayordomo, Holden ya esta atrapado en esa tela de la que no escapará con vida y empieza a tramarse esa lucha entre la araña y su victima, a pesar de que Joe Gillis (Holden) no lo sepa ver.


Pero en esta entrada, quería centrarme en la figura de Norma Desmond (Gloria Swanson), una estrella del silente, hoy en su madurez completamente olvidada por los estudios y el publico, que no deja de ser un personaje ridículo por su locura y su incapacidad por aceptar que su estrella se apago hace ya muchos años. Ese personaje ficticio no deja de ser el reflejo de muchos actores de la época del cine mudo que con el sonoro se fueron diluyendo y cayendo en el olvido, y que en muchos casos acabaron sus días de forma precaria y dramática, como lo son hoy los objetos obsoletos de la sociedad de consumo. Muchos de estos no vieron reconocido su extraordinario trabajo o bien en una edad ya muy avanzada o después de muertos, gente como Buster Keaton, Harold Lloyd, Lili Damita y tantos otros que con la llegada del sonoro vivieron un declive profesional que afecto a sus carreras y apago su estrella.
Norma Desmond había sido una gran estrella del cien mudo, una Diosa de la pantalla que iluminaba luz propia, había trabajado con los mejores y su figura era venerada y deseada por todos, pero al llegar el sonoro esa torre de marfil en la que vivía se derrumba y todos esos momentos de divinidad y excesos se apagan como los focos en el estudio a la orden de Cut! El otrora director de sus éxitos con el que contrae matrimonio es ahora el fiel y servil Mayordomo de la mansión, Max también es un producto caduco, pero en su caso es el quin decide abandonar su carrera por estar al lado de la mujer que ama y venera, y continua recreando y falsificando la realidad en la que vive Norma Desmond, quien no ha cambiado sus hábitos ni rutinas de cuando era una Diosa del cine, eso si, en su propia locura sigue alimentando el sueño de volver a ser una gran actriz y su sueño es reescribir el guión de Salome para que lo dirija Cecil BdeMille.
En su afán de regresar a la pantalla, el papel de Joe Gillis es fundamental, pues el como guionista fracasado sera la herramienta perfecta para corregir y realizar ese guión al que en una primera lectura él ya sabe que eso no conduce a nada pues es una autentica basura y no habrá productor ni director para el regreso de la antigua estrella. Pero en una extraña y tortuosa simbiosis los dos personajes se autoalimentaran hasta desembocar en la tragedia final. Joe Gillis una marioneta, por necesidad movida por los hilos de la diva acabara arrastrado a un callejón sin salida, cuando él cree que ha descubierto la posibilidad de una nueva vida al 
conocer a Betty (Nancy Olson) el polo opuesto a Norma, pero ya esta tan enredado en esa tela de araña que la única forma de escapara a ella es siendo devorado por Norma, como acaba pasando. Ese vampirismo de Norma, su narcisismo y egocéntrico carácter magistralmente interpretado por Swanson es un retrato cruel y desgarrador de esas criaturas que un día fueron Diosas, que su publico besaba el suelo que pisaban y que sus fanáticos seguidores convierten en mitos pero que por fatídicos e incuestionables giros del destino su luz se apaga y esos fieles seguidores van alejándose y olvidando hasta llenar de polvo y telarañas los recuerdos de esa diva, pero esa diva sigue creyendo estar en ese pedestal, incapaz de ver la realidad delante de sus ojos, unos ojos que siguen creando escenarios que ya no existen, donde ella sigue caminando bajo alfombras rojas y creyendo que aun la gente la respeta y ve como la gran figura que fue, en esa terrible incapacidad de saber retirarse a tiempo es donde más cruel puede ser la naturaleza humana pues llegado a este extremo, aquel personaje al que todos vieron como una 
Diosa, acaba siendo un personaje ridículo en hechos e imágenes, una decadencia total del mito y de la persona pues esta nunca acaba reconociendo su declive ni su decadente presente; esa irrealidad en la que vive no hace más que engrandar su propia y deprimente imagen, y acaba por ser engullida por aquella figura que fue y que nunca más volverá a ser.



Si yo fuera Billy Wilder hoy, ya tenia el casting perfecto para rodar Sunset Blv, desgraciadamente no lo soy, pero si puedo imaginar en mi mente a cada uno de estos personajes, incluyendo alguna variación de creación propia, debo decir que en realidad he estado presenciando esta especie de Sunset Blv desde el plato en muchos casos, en otros releyendo el guión y que desde luego que el final no sera tan trágico ni dramático pero no es nada alagueño su final, pues cuando uno asiste al crepúsculo de los Dioses el drama esta garantizado y como un Holden cualquiera cuando el final llega y el mito se derrumba pocas opciones tienes más que hacer de mero espectador.



1 comentario:

angzalais dijo...

El final sempre es, segurament, una mica dificil i doloros, portar el final amb dignitat es el que pot fer del nostre final algo menys dificil i doloros

petons