viernes, 1 de noviembre de 2013

Nil Marín.

Nil Marín.


Carta al Sr.. Alfonso Ruz, alcalde de 

Xàtiva, presidente de la Diputación de 

Valencia y presidente del CD Olímpic, que 

juega en la segunda división B de fútbol.

Mi nombre es Víctor Marín Casanovas, 

soy de esos hombres que cuando toca 

sentarse en los despachos de la gente 

importante, bajan la mirada y se 

esconden las manos por la vergüenza que 

a veces me hace de enseñarlas, llenas de 

llagas y rasguños de tanto trabajar. Yo me 

senté en su mesa.











El desprendimiento de un muro en la carretera de acceso al castillo de la ciudad que usted 

gobierna me hizo venir corriendo hasta Xàtiva. Había que hacer una actuación de urgencia, 

había estabilizar la zona del desprendimiento para evitar que fuera a más y cortara 

completamente la carretera de acceso. Con la ayuda de su secretaria y el informático, 

pudimos terminar rápidamente un pequeño presupuesto para poder poner manos a la obra 

y hacer una actuación de urgencia. Sentados a su mesa, yo le expliqué en qué consistían 

cada una de las actuaciones descritas en la oferta, el saneamiento del talud, los anclajes, 

el hormigón proyectado, etc. Usted dio el visto bueno y me lo firmó con la condición de que 

la actuación fuera inmediata. Y así fue, a los pocos días el problema ya era resuelto.


Puede que con estos datos que ahora le he dado pueda recordarme o si más no sabe de 

qué le estoy hablando.


Este sábado, he vivido el peor episodio de mi vida, se me ha matado un hijo en la 

carretera. Un joven de veinte años, deportista, buena persona, amigo de todo el mundo, 

cuando digo de todos quiero decir de todos, de catalanes, de valencianos, de madrileños y 

de todos los países y de todos los colores.


Mi hijo se llamaba  Nil Marín López-Pastor, nacido en Mataró, catalán de raíz, bisnieto de 

aragonés y nieto de andaluces por parte de madre. Estudió en los Maristas de Mataró y 

actualmente cursaba tercero de ciencias de la actividad física y el deporte en la 

Universidad de Girona.


Como padre, yo no sé si usted lo es, imagínese el dolor que en estos momentos tengo 

dentro de mí, mientras escribo esta carta debo secar las lágrimas que me bañan las gafas 

que llevo para poder ver de cerca.


Mi hijo era el portero del filial del Girona FC, era aquel chico de veinte años muerto el 

sábado por la mañana cuando iba a entrenar, al que los jugadores del FC Llagostera, 

compañeros y conocidos de Nil, querían rendir un pequeño homenaje con un minuto de 

silencio antes de empezar el partido contra su equipo, pero usted se negó diciendo "si ha 

fallecido un porteros del Girona lo sentimos, pero no nos incumbe", que si tan importante 

era para ellos hacer este pequeño homenaje, que lo hicieran el día que jugaran en su casa.


Pues sí, allí le haremos este pequeño homenaje, pero seguro que no voy a bajar la mirada 

ni m'amagaré las manos, las llevaré como siempre rasguños, bien desnudas y orgullosas 

de trabajar para quien sea, sean catalanes, valencianos, madrileños, de un color o de otro.


Nil era catalán, y mucho, como yo lo soy también, y lo era el día que sentarse a su mesa 

para ayudarle a resolver un problema. Porque nosotros, los catalanes, tanto si somos o no 

independentistas, somos gente de alma, carne y hueso, como ustedes, ustedes que el 

domingo nos hicieron discriminar como dicen en algunos tuits, que dicen que este portero 

era un nacionalista y no tenía cabida hacerle un homenaje a casa.


Seguro que aquel 19 de noviembre de 2012, a usted le habría importado bien poco saber si 

yo era o no era nacionalista, si mis hijos lo eran o no. Pues hoy, aquel hombre de las 

manos reventadas continúa con el teléfono en las manos por si alguien de Xàtiva, de 

Madrid o de Sevilla lo necesita y lo puede ayudar, esta es la gran diferencia entre usted y 

yo.


Mataró, 29 de octubre de 2013




1 comentario:

Anónimo dijo...

Escuche en la radio camino del trabajo al padre de Nil y era imposible contener las lagrimas.
Gracias por traerla.