Vengo de ver UN TRANVIA LLAMADO DESEO, montaje de José Luis Miranda y dirección de Mario Gas, con un cartel atractivo. No son ni Marlon ni Vivian ni Kazan; pero el resultado pasa con nota. El teatro es emocionar, y Vicky Peña, en el papel de Blanche Dubois no solo lo consigue, además con una generosidad pasmosa da una Master Class de interpretación, asistimos en los cerca de 180 minutos de representación a la transformación que va brotando en el personaje, su breve paréntesis de viaje al infierno, el florecer de su trauma que finalmente desencadena en el final trágico como destino de su personaje, ya no solo por la tensión y la violencia que se respira en la casa de su hermana, representada por su cuñado polaco, cuando las verdades resurgen del fondo del pantano en el que se ha convertido la vida de Blanche. Cuando se rompe la magia y la realidad la golpea por enésima vez Blanche no solo se derrumba, aferrándose a otra ilusión falsa, sino que cae ya derrotada en el largo combate que acontece en su interior, no sin antes pagar otra vez una desgarradora y brutal experiencia. Al lado de Peña tenemos a Roberto Álamo algo fallido e infructuoso intento de imitar lo inimitable : MARLON BRANDO en estado puro, con tics muy reconocibles de la versión filmada Álamo acomete el personaje lo mejor que puede y ante el reto de acercarse a Brando vemos ciertas sombras, sucedáneos que pueden llegar a despertar cierta sonrisa al recordar ese registro del mítico actor americano. Lo peor es Ariadna Gil, lo intenta, hace el esfuerzo, pone todo lo que sabe (que debe ser poco...) y se queda en un mero intento de representar un personaje, en mi opinión el papel de Stella es más de expresividad que de texto, sus silencios han de ser contrarrestados con una expresividad corporal que nos diga, que transmita y Gil como siempre es fría, blanda y no convence en ninguna de sus participaciones, en su parte más dramática, ese momento cumbre del personaje que es cuando Kowalsky le grita después de la agresión, y va a buscarla, esperándola a los pies de la escalera, Ariadna aparece como maniquí sin vida, sin poder darnos ni un mínimo de tensión ni pasión. Alex Casanovas pasa el expediente con su personaje de Mitch, convence en algún momento y esta a la altura de su limitada capacidad interpretativa.
Me queda la esperanza de agenciarme con una copia de la obra maestra de Kazan, sentarme en el sofá, llenar el vaso de malta y revisionar el clásico, sin animo de comparar, solo por el placer de volver a ver lo que no ha podido superarse.
Mario Gas cierra la trilogía de Tenesse Williams (tras llevar a los escenarios El Zoo de Cristal y La gata sobre el tejado de Zinc) con nota, estará en Barcelona hasta el 31 de julio, el precio de las entradas quizás excesivo pero no se ve un Tenesse Williams todos los meses en nuestros carteles.
McQ
4 comentarios:
Una de mis peliculas favoritas.
Salud
Cuca
No podía esperar menos de ti...
:)
Salud ¿Y República?
Perdona pero EL no es polaco, lo dice alto y claro ;)
Gran película que ensombrece cualquier otro intento por bueno que sea y en este caso es bueno.
Saludos
Tampoco los catalanes y ya ves...
Saludado quedo.
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