Paco de Lucia (1947-2014).
Ha fallecido Paco de Lucia, el genial guitarrista español, leyenda de la guitarra y la música fusionada. Nos deja su obra, de exquisita técnica, depurada, con sentimiento mediterráneo y esa alegría que transmiten sus dedos mágicos en multitud de grabaciones.
La muerte le sobrevino, un fulminante ataque al corazón, ese corazón lleno humanidad. Artista comprometido, nunca olvido sus raíces y siempre quiso huir de la fama, prefería la discreción y estar entre los suyos a deambular por fatuos e hipócritas corrillos de aduladores e intelectuales que nada tenían que ver con su personalidad llana y campechana. Huía de su propia leyenda.
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Un mito que también obtuvo sus recompensas comerciales; en 1973, su celebérrima rumba Entre dos aguas lo aupó a lo más alto de las listas de éxitos con la conjura propia de las casualidades. La composición fue la última en entrar en el repertorio de aquel disco que acabaría invadiendo centenares de miles de hogares aquel año en el que España se sacudía el polvo negro de la dictadura.
Ya solo su asociación con Camarón de la Isla, la entente de dos amigos de infancia curtidos en los tablaos
que en aquellos setenta andaba dando sus últimas bocanadas, le habría servido para ingresar en las enciclopedias de la música popular. Pero habría mucho más. Sus primeros escarceos con el jazz, por los que fue acusado de bastardización del arte jondo, datan de finales de la década anterior, cuando colaboró, aunque sin figurar, en los discos de jazz flamenco del saxofonista navarro Pedro Iturralde. A mediados de los 70, fue dando forma a una banda irrepetible, nutrida del talento de sus hermanos, Pepe de Lucía y Ramón de Algeciras, y los jóvenes Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas, con el que se introdujo el cajón peruano en la ecuación flamenca. La cristalización de la leyenda de aquella banda única se dio a principios de los 80, con los discos Solo quiero caminar (1981) y Live... One summer night (1984).
De los ochenta data también su asociación con dos titanes de la improvisación a las seis cuerdas: Al di Meola y John McLaughlin. Juntos giraron por todo el mundo asombrando a auditorios de todas las clases y tamaños con su contagioso virtuosismo.
Además de cruzar flamenco con jazz, De Lucía hizo lo propio con el blues, la música hindú, la salsa, la bossa nova o la música árabe. También contribuyó a difuminar las frontera entre la música culta y la popular con históricos registros en el Teatro Real.
Doctor honoris causa por la Universidad de Cádiz y el Berklee College of Music, el jurado de los Premios Príncipe de Asturias le reconoció su "honradez interpretativa" y su capacidad de trascender "fronteras y estilos" que le convirtieron en "un músico de dimensión universal". "Todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos", destacó el fallo.
Fuente : El Pais.
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