LE MANS'69.
Esta fue la ultima vez que la salida se realizó al estilo conocido como "salida Le Mans", que consistia en que los pilotos corrian a traves de la pista hasta entrar a sus coches, arrancar y salir a toda velocidad para iniciar las 24 horas.
A mediados de junio, desde 1923, cerca de París hay una cita ineludible para cualquier aficionado, amante o fanático del automovilismo, son las míticas y legendarias 24 horas de Le Mans, posiblemente la carrera más famosa del mundo.
En 1951, una marca alemana semi desconocida se presentaba a la prueba con dos automóviles que estéticamente rompían con lo habitual esos días, Porsche inscribió dos máquinas muy similares a los automóviles de serie que fabricaban en su fabrica de Stuttgart, dos coches cerrados, con un ruido clásico de motor refrigerado por aire y de forma aerodinámica muy distinta a un coche de competición.
Pero pocos supondrían la importancia que con el tiempo adquiriría esa marca semi desconocida en las futuras ediciones de la carrera. Porsche ha mantenido una fidelidad absoluta a las 24 horas y es la única marca que desde su debut, no ha faltado ni una vez a la cita. Esa fidelidad y compromiso influyo en gran medida para la edición de 1969, con la favorable decisión que les permitió correr, pese al controvertido tema del alerón móvil.
La trayectoria de la marca alemana en Le Mans hasta 1969 era muy importante en la historia del automovilismo de competición, por las innumerables novedades e innovaciones que siempre presentó, su seriedad que caracterizó a su actuación y porque Porsche siempre significó romper con lo convencional, con lo trivial, apostando por una interminable búsqueda de la perfección técnica y humana.
¿Y que mejor escenario para poner sobre el terreno su apuesta que el famoso circuito de La Sarthe?
Con el campeonato recién conquistado estaba claro que Porsche llegaba como favorito en todas las apuestas para llevarse el triunfo, inscribieron a los 908 tres litros, y los 917 de cuatro y medio.
El equipo Porsche debió afrontar algunos problemas tecnicos con los 917 en las pruebas antes de la carrera a pesar de esto Vic Elford consiguio la pole con un 917; a las 16.00 h. del 14 de junio y tras la primera vuelta Rolf Stommelen y su 917 , encabezanban la carrera, el joven piloto logró mantenerse en la vanguardia durante algunas horas, pero su embrague quedó destrozado por el esfuerzo en las primeras horas y fue perdiendo opciones de triunfo final a medida que se acercaba el final, aguantó 20 horas, según Steinemann, por una conducción más cuidadosa pero no soportó la fatiga acumulada. Cuando el embrague se desmontó, se descubrió que además la caja de velocidades presentaba una fisura.
El problema de embrague era del resorte, excesivamente tenso cuando el embrague se comenzaba a desgastar, al principio funcionaba perfectamente, pero al cabo de cierto uso las placas de embrague se resentían y empezaban a patinar destrozando el disco.
Otro 917 tuvo problemas en los frenos, el de Elford-Atwood, , por la pobre ventilación de los discos de freno,el líquido tenía tendencia a hervir y llegó a reventar un manguito.
Pero la tragedia tuvo su protagonismo, un tercer Porsche 917, de un equipo privado, con John Woolfe y Herbert Linge realizó una excelente carrera pero con Woolfe al volante, éste perdió el control en una curva y chocó. El auto se encontraba en ése momento con el tanque de combustible casi lleno, se incendió y causó la muerte del piloto.
John Woolfe, un piloto con escasa experiencia, había adquirido un 917 y emprendio la arriesgada aventura de presentarse en Le Mans, una carrera con una dificultad y riesgo elevado.
Del libro "Porsche 917: The Winning Formula" de Haynes Publishing :
Había tres 917 en aquél primer Le Mans. A saber dos competidores oficiales y un tercero anotado por los privados británicos John Woolfe y Digby Martland.
Tras unas pocas vueltas, Martland aceptó que el auto era más de lo que deseaba tener y su lugar fué tomado por el experimentado piloto de pruebas de la fábrica Herbert Linge.
Pero Woolfe deseaba pilotar el auto, aunque admitía que lo estremecía. Y en lugar de haber dejado a Linge que se ocupara del fragor de la largada y las primeras vueltas, Woolfe deseó tomar parte de la salida en persona. Fué una decisión que haría que los pilotos profesionales sacudieran la cabeza con resignación.
La largada de Woolfe fué en verdad muy buena y se encontró a sí mismo al frente del pelotón ondeante entre los mejores pilotos. "Estaba desempeñándose muy bien en la tensión de la primera vuelta." dijo Elford con gravedad.
La curva Maison Blanche de 1969 era muy tramposa, apareciendo al final de una larga carga a 320km/h desde Arnage y después de una pendiente donde todos los automóviles se alivianaban antes de la zona de frenado. Tomar Maison Blanche rápido requería una precisión profesional, una precisión que en esa primera vuelta todos los pilotos punteros tenían por sentado. No era el momento ni el lugar para equivocarse. Pero Woolfe estaba emparedado y tal vez no se dió cuenta que estaba desacomodado. Puso dos ruedas sobre el pasto en el segundo sector hacia la izquierda e hizo un trompo, embistiendo el talud. Con los tanques llenos, el auto simplemente explotó y Woolfe falleció a causa de sus heridas.
Tras unas pocas vueltas, Martland aceptó que el auto era más de lo que deseaba tener y su lugar fué tomado por el experimentado piloto de pruebas de la fábrica Herbert Linge.
Pero Woolfe deseaba pilotar el auto, aunque admitía que lo estremecía. Y en lugar de haber dejado a Linge que se ocupara del fragor de la largada y las primeras vueltas, Woolfe deseó tomar parte de la salida en persona. Fué una decisión que haría que los pilotos profesionales sacudieran la cabeza con resignación.
La largada de Woolfe fué en verdad muy buena y se encontró a sí mismo al frente del pelotón ondeante entre los mejores pilotos. "Estaba desempeñándose muy bien en la tensión de la primera vuelta." dijo Elford con gravedad.
La curva Maison Blanche de 1969 era muy tramposa, apareciendo al final de una larga carga a 320km/h desde Arnage y después de una pendiente donde todos los automóviles se alivianaban antes de la zona de frenado. Tomar Maison Blanche rápido requería una precisión profesional, una precisión que en esa primera vuelta todos los pilotos punteros tenían por sentado. No era el momento ni el lugar para equivocarse. Pero Woolfe estaba emparedado y tal vez no se dió cuenta que estaba desacomodado. Puso dos ruedas sobre el pasto en el segundo sector hacia la izquierda e hizo un trompo, embistiendo el talud. Con los tanques llenos, el auto simplemente explotó y Woolfe falleció a causa de sus heridas.
Fué un terrible comienzo de carrera para Porsche.
Los 917 en esos momentos eran máquinas muy indomables y peligrosas por lo que la muerte de Woolfe desencadenó una crítica de la prensa hacia la Casa Porsche, acusándola de comercializar un auto solo para expertos. Tras el dramatico desenlace de Woolfe el 917 fue bautizado por la prensa especializada como el "Fabricante de Viudas", y "La Úlcera".
Dado que los 908 tambien sufrieron innumerables problemas, Porsche se fue de Le Mans sin el resultado que esperaba. De Le Mans 69 nos queda los récords, dominaron a voluntad, pero inesperadamente comenzó la debacle y faltando tres horas el único Porsche que quedaba en carrera, el 908 de Herrmann-Larrousse, se vé lanzado a una lucha metro a metro contra el Ford GT40 de Ickx-Oliver. Los casi cinco litros del Ford prevalecen sobre los tres del Porsche por escasos metros en la línea de llegada y finalmente la victoria fue para Ickx-Oliver al mando de un Ford GT40 del equipo de John Wyer.
Herrmann-Larrousse con un Porsche 908 LH, con el mismo número de vueltas (372) que los ganadores fuerón los unicos Porsche que acabarón y subierón al podio, un podio que supo a poco dado el devenir del campeonato hasta ese momento, y con el dolor por la muerte de Woolfe.
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