Ha pasado un mes desde que Audi volviera a ganar en una edición de las 24 horas de Le Mans, tiempo suficiente para plasmar que ocurrió en esta edición de la mítica carrera. Para empezar lo que me llama la atención de la carrera de este año es la competitividad mostrada por los dos rivales del hegemónico dueño de Le Mans en los últimos doce años, Audi, por primera vez en mucho tiempo Toyota y en esta ocasión Porsche que regresaba a la categoría reina mostraron verdaderas opciones de triunfo, Audi esta vez tuvo que apretar bien los dientes para llevarse su 13ª victoria.
Cada nueva edición los equipos son más sofisticados tecnológicamente, el reglamento aprieta y se ponen los últimos avances y aplicaciones tecnológicas al servicio de los equipos. Jamás se ha visto en un circuito automóviles tan avanzados y complejos, Audi, Porsche y Toyota están a la vanguardia de la tecnología. Pero toda esta compleja maquinaria tecnológica también confunde al aficionado que sigue el mundial de repitencia, excesivamente complejo pero lo bueno es que toda esta tecnología aplicada a cada equipo varía de forma sustancial a la hora de plantear la carrera.
Este nuevo reglamento permite emplear diversos sistemas para configurar el motor, formas de recuperación y almacenamiento de energía, pero al mismo tiempo para que los equipos compitan en igualdad de condiciones se han de unificar estas variaciones mediante complejas leyes físicas y cálculos matemáticos.
Continuara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario