viernes, 3 de mayo de 2013

8/8/74





"Buenas noches.

Esta es la 37ª vez que les hablo desde este despacho, donde se han tomado tantas decisiones que han moldeado la historia de esta nación. En todas las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida pública he tratado siempre de hacer lo que he creído mejor para nuestra nación.

A través del largo y dificultoso periodo del Watergate, he creído mi deber el perseverar, hacer todos los esfuerzos posibles para completar mi mandato por el cual me han elegido. En los pasados días, ahora bien, se ha hecho evidente que no tengo el suficiente peso político en el Congreso que justifique dicho esfuerzo.

Yo nunca he sido una persona que se rinda fácilmente.

Dejar el gobierno antes de que mi mandato termine es algo que aborrezco profundamente desde lo más hondo de mi alma. Pero como Presidente, debo poner los intereses de América en primer lugar.

América necesita un Presidente que cumpla íntegramente su periodo en el cargo, tanto en la presidencia como en el Congreso, particularmente en un tiempo como el presente en el cual los problemas a los que nos enfrentamos están no solo en casa sino también en el extranjero.

Continuar mi lucha para lograr mi vindicación, absorbería totalmente todo mi tiempo y mi atención, en un periodo en el cual nuestra total atención debería estar puesta en los grandes asuntos de paz en el extranjero y la prosperidad en casa.

Por consiguiente, debo dimitir de la Presidencia, para lo cual haré efectiva mi renuncia el mediodía de mañana.

El Vice Presidente Ford jurará el cargo de Presidente en ese momento desde este despacho.

Cuando recuerdo las altas esperanzas para América con lascuales empezamos este segundo mandato, siento una profunda tristeza por no estar a partir de ahora trabajando para alcanzar las en los próximos dos años y medio. Pero al otorgarle la dirección del Gobierno al Vice Presidente Ford, sé que el liderazgo de América estará en buenas manos.

Al pasar el cargo de esta oficina al Vice Presidente, lo hago con el profundo convencimiento del peso de la responsabilidad que cargará sobre sus hombros mañana, y por lo tanto, de la comprensión, la paciencia y la cooperación que necesitará de todos los Americanos. Cuando asuma esa responsabilidad, merecerá la ayuda y apoyo de todos nosotros.

Cuando miramos al futuro, la primera prioridad esencial es curar las heridas de esta nación, dejar atrás las amarguras y divisiones del pasado y redescubrir los ideales que descansan en el corazón de la fuerza y unidad de nuestra libre y gran nación.

Al tomar esta acción, tengo la esperanza de que esto acelerará el comienzo de este proceso de curación, el cual es tan desesperadamente necesario en América. Me arrepiento profundamente de cualquier daño que pudiera haber sido hecho en el curso de los acontecimientos que han llevado a tomar esta decisión. Decir sólo que si alguno de mis juicios fue malo, y alguno fue malo, fueron hechos en lo que creí que era lo mejor para los intereses de la Nación.

Cuando tomé juramento, hace cinco años y medio, me comprometí sagradamente a consagrar todas mis energías y mi sabiduría a la causa de la paz entre las Naciones. He hecho todos mis esfuerzos todos los días desde ese juramento para conseguirlo. Como resultado de esos esfuerzos, estoy convencido de que el mundo es un lugar más seguro hoy no sólo para la gente de América sino para la gente de todas las naciones, y que todos nuestros hijos tendrán ahora mejores oportunidades de vivir una vida en paz.

Esto mismo, más que ninguna cosa, es lo que esperaba conseguir cuando juré la Presidencia.

Esto mismo, más que ninguna cosa, es lo que creo que será mi legado a todos vosotros, a nuestro país, ahora que dejo la Presidencia.

Servir en esta oficina es haber tenido un profundo sentimiento de patriotismo con todos y cada uno de los Americanos.

Dejo el cargo con esta oración:


 "La gracia de Dios sea con vosotros en todos los días por venir" Richard Nixon, en el discurso de su dimisión tras el escandalo del WATERGATE.

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