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Destruido al final de la Exposición del 29 como rigen las normas que marca la Oficina Internacional de Exposiciones, incomprensiblemente no fue uno de los edificios indultados, en esos años el Pabellón fue claro ejemplo de los aires renovadores de la arquitectura, modelo de estudio e imitado hasta la saciedad dentro de los cánones que marcaron la arquitectura de la mayor parte del siglo pasado. Ha marcado el imaginario del siglo XX y podríamos decir que es la obra que enlaza la etapa europea de Mies con su carrera americana donde exploto todo su genio. De su sencillez tan visual indago en su terrible incomprensión, se muestra desnudo y frágil escondiendo toda la fuerza en su interior, creo que es una de las claves donde reside todo el embrujo que emana el mítico Pabellón Barcelona.
McQ
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